sábado, 3 de marzo de 2007

“LAS COSAS TIENEN QUE ESTAR MAL PARA ACABAR ESTANDO BIEN”













En el comienzo de la mal llamada transición, en EAJ – PNV, practicábamos una teoría infantil “toda persona afiliada al partido, por principio es buena persona”. Esa teoría nos llevo a la confianza y a la apatía, mucha gente se auto proponía, se la nombraba y todos tan felices, confianza ciega.

Después llego el trauma de la escisión de EA y la teoría se siguió manteniendo, los dudosos se habían marchado a EA.

A continuación analizamos la situación y llegamos a la conclusión de que en el partido quedaban pocos buenos mimbres para hacer la cesta y decidimos acabar con uno de nuestros principios históricos, las incompatibilidades, levantándolas por arriba, en los puestos y cargos de mas nivel.

Y como no podía ser de otra manera, pegamos un cambiazo importante a lo que el PNV había sido, creamos un partido de cargos, la vida de muchas personas paso a depender de su militancia política y de la continuidad o no continuidad en sus cargos, con lo cual se creo un lobby de intereses que ha venido dificultando en gran manera la actividad política y principios fundacionales del partido.

Ahora cuando se vislumbra una revolución en el panorama político vasco, propuesta del Lehendakari, moderación y cambio de principios en Batasuna, alejamiento gradual del PSOE hacia el PP, recomposición de los partidos minoritarios, etc. Surge el miedo a lo desconocido, normal en toda organización, y con un sentido erróneo de autodefensa emerge el lobby provocando una serie de movimientos en el seno del partido peligrosísimos.

Nacionalismo de rebajas, defensa de miembros del lobby con acusaciones a otros, filtraciones y actuaciones barriobajeras, abandono de las tesis del Lehendakari, desprecio por las decisiones de la Asamblea Nacional e incluso de los propios estatutos.

¿Quien pagara las consecuencias?, sin ninguna duda el Partido. Pero yo he oído muchas veces en mi casa cuando se empezaba una obra o reforma “Las cosas tienen que estar mal para acabar estando muy bien”

La desesperanza no nos puede derrotar, un barco que lleva navegando mas de 100 años, con temporales y galernas, estos no nos lo van a hundir por muy lobby que sean. El destino del partido siempre ha estado en manos de sus afiliados y la mayoria de los militantes han demostrado históricamente que han sido mejores que sus líderes, pese a que hemos tenido muchos buenos líderes la militancia les ha superado.